Su nombre es símbolo de las heroicas luchadoras cubanas. Por eso, evocar a Mariana Grajales reclama de cada quien no solo la más merecida reverencia, sino  el reconocimiento a una mujer que estuvo en pie de guerra durante 10 años de encarnizada contienda.

Mariana Grajales es sinónimo de entrega, dedicación y patriotismo. Por Ley de la República de Cuba fue denominada Madre de la Patria, alta condecoración que otorga el Consejo de Estado.

De hecho, desde mucho antes el pueblo la había proclamado como tal al reconocer en ella no sólo a la progenitora de los aguerridos Maceo, sino también porque representaba el prototipo nacional de las aguerridas mujeres cubanas.

Mariana es la madre insigne de vientre fecundo y regazo amparador.

Su memoria de matrona virtuosa

Después del pacto que los Maceo no aceptaron, Mariana Grajales partió hacia Jamaica con Antonio y su esposa María Cabrales, y el resto de su prole.

En el exilio de Jamaica, Mariana se unió a su familia en la ingente labor de crear los clubes patrióticos. Allí falleció a los 85 años, el 27 de noviembre de 1893.

El 12 de diciembre de ese año, Martí le rindió homenaje a la sublime patriota en el periódico Patria. Una bella semblanza que concluyó así: “patria en la corona que deja en la tumba de Mariana Maceo, pone una palabra: ¡madre!”.

Su hijo Antonio, en respuesta a una carta de Martí, escribiría: “Ella, la madre que acabo de perder, me honra con su memoria de virtuosa matrona”. Su ejemplo es acicate para el pueblo cubano.

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