Para colmo, destrozada la cortina resultado de vandálicas continuas indisciplinas. Foto: Tomada de Opciones

La Habana, Cuba.- No es brillante el oro en bruto, ni oro es todo lo que brilla, y el oro que no se pule se convierte en fantasía.

Un viajero proveniente del oriente de la isla en un ómnibus VíAzul (de esos que cobran divisas y trasladan sobre todo visitantes y turistas) se quejaba del estado del asiento en que venía.

Encima de que llevaba entumidas las rodillas pues la distancia entre asientos es bastante reducida, el que al azar le tocó como en agobiante rifa, el botón de reclinarse descompuesto lo traía.

Para colmo, más que rota, destrozada la cortina resultado de vandálicas continuas indisciplinas.

Así, resultó aluminio lo que de oro parecía, o que dorado siquiera en apariencia debía: 822 del ómnibus la matrícula.