Lacónica Crónica. ¿Y dónde está ese pañuelo que amoroso te obsequié? ¿Guardado en una gaveta como reliquia de ayer? ¿O tuvo el mismo destino del que Shakespeare (el inglés) por Otelo dio a Desdémona cual prueba de afecto fiel?

¿Lo vendiste? ¿Lo botaste con altanero desdén? ¿Se te fue por el tragante, por desidia o dejadez? ¿Te lo arrebató un ratero de esos que huyen en tropel con la prenda arrebatada, sin que los puedan coger?

¿Qué hiciste con el pañuelo que un día te regalé?… Dime, ¿por qué NO lo usas para taparte al toser o atajar ese estornudo que llega a cuarenta pies desparramando tus virus como aparato de spréi?  Si el pañuelo no utilizas en higiénico quehacer, nuestras lágrimas más tarde enjugaremos con él.

Escribió El Oriundo de Jobabo.