En obligado y duro exilio en Kingston, Jamaica, murió en 1893 Mariana Grajales Coello, en la casita que brindó como refugio para los patriotas.

Allí donde José Martí la visitara antes del inicio de la Guerra Necesaria. De Mariana el Héroe Nacional dijo: me acarició como un hijo, y lo recordaré con amor por toda la vida. Porque eso fue la madre de los Maceo, la santiaguera que auxilió a los heridos como enfermera en un hospital de la manigua.

Con una mezcla de dulzura y rectitud, trasladó armas, aconsejó y alentó a los mambises con su fe en la victoria. En la manigua vio morir a su esposo e hijos, quienes empuñaron el machete con honor por la libertad de Cuba. Educó a su prole en el amor a la Patria.

Cuando se habla de fuerza y valor en una mujer, Mariana es el mejor de los epítetos. Mariana Grajales, la Madre de la Patria, que nos sigue iluminando.

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