La acción militar de mayor envergadura durante la guerra iniciada en 1895, la constituyó la Invasión de Oriente a Occidente. Concebida por Máximo Gómez, y secundada magistralmente por Antonio Maceo, trasladó el teatro de operaciones bélicas a toda la isla, y golpeó a la metrópoli española donde más le dolía: la economía.

El antecedente directo de la Invasión, también había sido fruto del pensamiento táctico-estratégico del Generalísimo en la guerra del 68.

En el período comprendido entre 1874 y 75, Gómez reunió una tropa y pasó de Camagüey a Las Villas, con la intención de expandir los combates e imponer la lucha en los nuevos escenarios.

Pero los factores subjetivos, junto a la muerte del Brigadier Henry Reeve en Yaguaramas, detuvieron el empuje del Ejército Libertador. La Invasión a Occidente quedaba aplazada.

Una campaña gloriosa

El 22 de octubre de 1895 partió Maceo con el contingente oriental desde Mangos de Baraguá. Gómez lo esperaría en Las Villas. De esa manera se iniciaba la operación político militar más importante del siglo XIX en América Latina.

Fueron 76 días de campaña gloriosa, donde el régimen colonial sufrió derrota tras derrota, a pesar de combatir en proporción de 50 a 1 contra el Ejército Libertador.

Tres meses le tomó a Gómez y Maceo cumplir con la hazaña. El 26 de enero del 96, Maceo llegaba a Mantua, mientras Gómez hostigaba al enemigo en La Habana. Se hacía realidad la Invasión.

El régimen español se tambaleaba con el empuje de los mambises, y el mundo conocía de la pujanza y valentía de los cubanos, y de los esfuerzos y sacrificios que estaban dispuestos a afrontar para llevar a término un Estado Nación con identidad propia.