La Habana, Cuba. – Su hijo más ilustre, José Martí, amó en ella la Patria toda que soñó libre e independiente.

Es la vieja villa de San Cristóbal de La Habana, la cumpleañera que este 16 de noviembre arriba a 501 años de existencia y, todo ello, en una ciudad tan humana como real y maravillosa.

Es amalgama perfecta entre lo interesante y lo ancestral, lo folclórico y lo popular en equilibrio con el arte, la historia y la modernidad.

La vieja San Cristóbal nació a la vida en 1519, cuando alcanzó el puerto despejado y sano de su ubicación actual. Bastión de fortaleza y cubanía desde los tiempos en que Pepe Antonio se batía en su defensa, a la urbe habanera se llega desde la imaginación, porque, según dicen, a La Habana no se viene para abandonarla sin más ni más.

Encantadora y subyugante

Superado un año de su medio milenio, la ciudad con alma marinera que es La Habana reactiva la proyección socio cultural de una obra que, en el ámbito constructivo como en su concepción, debe mucho a la capacidad, inspiración y empeños de muchas personas, entre ellas, su querido Eusebio Leal, su Historiador.

Encantadora y subyugante, la urbe capitalina, con sus más de 2 millones de habitantes, se recrea airosa como cada 16 de noviembre en su cumpleaños.

Esta vez, lidiando con la Covid-19, pandemia con la que aún tenemos que seguir conviviendo bajo la certera lupa de la responsabilidad, pero con aires de esperanzador futuro.

La Habana es una ciudad habitada por la magia de su naturaleza generosa, su historia de ayer y la contemporaneidad del hoy. 

Como un amor primero

Hoy La Habana, una de las ciudades americanas que mejor conserva su legado colonial, sigue enamorándonos como un amor primero.

Contemplarla, recorrer sus calles y plazas, admirar sus centenarias fortificaciones o caminar por sus barrios abigarrados y pintorescos o entre otros más modernos, es como desplegar las velas de la ilusión y el misterio.

Como dijo otro gran soñador, el francés Julio Verne: “todo lo que una persona puede imaginar, otras pueden hacerlo realidad”. Así pasa con La Ciudad Maravilla, donde “el patrimonio no es herencia del pasado, sino préstamo circunstancial que las generaciones venideras nos han hecho”, al decir del recordado Eusebio Leal.

Vale pensar entonces que estamos en una ciudad donde la imaginación nos lleva de la mano. Con esta premisa y reto, La Habana cumpleañera alienta feliz su presente y futuro.