Los especialistas en nutrición afirman que el boniato es un tesoro bajo tierra, por ser excepcionalmente rico en nutrientes antioxidantes: contiene tanto betacaroteno como las zanahorias y tanta vitamina C como las papas.

Además, posee magnesio, hierro, fósforo y calcio, en cantidades significativas. Pero, por encima de todo, se trata de un alimento calórico debido a sus azúcares.

Sin embargo, no se puede decir que el boniato contribuya a la obesidad, sino todo lo contrario: no aporta grasas y sacia mucho, por lo que en realidad evita que se coma más cantidad de otros alimentos menos equilibrados.

Añade la ventaja de que se digiere fácilmente, resultando incluso balsámico para las molestias del tracto digestivo.

Con el boniato podemos elaborar numerosos platos de cocina, desde un ajiaco, hervidos y rellenos con picadillo, entre otros. Para elaborar dulces también es excelente.

 Boniatillo borracho

Como decíamos en el minuto anterior, con el boniato podemos elaborar variadas recetas. Un postre que resulta delicioso es el boniatillo borracho.

Seleccione dos libras de boniatos y póngalos a salcochar. Mientras se cocinan elabore un almíbar con dos libras de azúcar, dos tazas de agua, cáscara de limón y algunas gotas de su jugo.

Deje hervir, sin revolver, unos cinco minutos. Haga un puré con los boniatos calientes. Échele el almíbar, también caliente, y páselo todo por un colador. Si desea puede hacerlo en la batidora.

Añádale un cuarto de cucharadita de sal y dos yemas de huevo. Cocínelo revolviendo hasta que espese. Bájelo de la candela y agréguele una cucharada de mantequilla. Cuando se derrita, incorpore media taza de vino dulce y dos cucharadas de ron. Polvoréelo con canela.