Muchos cubanos recuerdan aún con mucha tristeza el paso del huracán Flora por todo el oriente cubano, que fue, tras el triunfo de la Revolución, el organismo más desastroso y que más vidas costó durante su recorrido por el archipiélago.

La prensa de la época recuerda que fue el 4 de octubre de 1963 en que el fenómeno hidrometeorológico penetró al país por la provincia de Guantánamo.

Su recorrido inusual, sorprendente e increíble, fue de forma circular, haciendo un lazo que abarcó las actuales provincias de Santiago de Cuba, Granma, Las Tunas, Holguín, y amplias zonas de la antigua provincia de Camagüey.

El potente huracán Flora dejó mil 157 fallecidos, de acuerdo con un artículo del 7 de octubre del periódico Granma del pasado año; y dejó más de 11 mil viviendas destruidas totalmente.

La Revolución frenó los desastres de huracanes

El ciclón Flora, de octubre de 1963, arrasó con el 70 por ciento de la ganadería, café, frutales y caña en la zona oriental del país.

También ese fenómeno hidrometeorológico colapsó la infraestructura de comunicaciones telefónicas y de viales, y en un reporte aproximado, las pérdidas se estimaron en más de mil millones de dólares.

El Comandante en Jefe Fidel Castro estuvo todo el tiempo en las zonas afectadas, dando orientaciones y acompañando al pueblo; su dedicación, entrega y trabajo, significó un resorte que impulsó a los pobladores de esas zonas a mantener el espíritu y no flaquear en el enfrentamiento al violento huracán.

Luego de ese desastre natural del ciclón Flora, la Revolución trabajó duro y constantemente en la construcción de presas y embalses; y en la creación de las infraestructuras necesarias para enfrentar esos eventos.

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