Con la alborada del primer día de enero de 1961 empezó en Cuba la Campaña de Alfabetización, en el Año de la Educación.

Esa cruzada cultural tuvo su antecedente en el compromiso del Comandante en Jefe Fidel Castro ante el plenario de la Organización de Naciones Unidas, donde dijo que en ese año Cuba estaría libre de analfabetos.

Para lograr ese objetivo, miles de maestros y estudiantes salieron hacia todos los rincones del país, para llevar la luz del saber a las personas necesitadas.

Uno de esos maestros fue Conrado Benítez García, quien con sólo 19 años se graduó en el campamento de Minas del Frío, en las montañas de la Sierra Maestra, en la antigua provincia de Oriente.

Luego lo designaron a la zona de Pitajones, en el Escambray, donde fue asesinado el 5 de enero, días después de comenzar en el país la Campaña de Alfabetización.

Una llama de patriotismo

El propósito de erradicar el analfabetismo de Cuba en sólo un año fue una gran lección para los pueblos de América Latina y una gran vergüenza para quienes trataban de desacreditar a la Revolución y su proyecto social.

Conrado Benítez García era del primer grupo de maestros voluntarios, estudiaba bachillerato y tenía un gran afán por cumplir su compromiso con la Revolución.

Contrarrevolucionarios que operaban en la zona montañosa del Escambray asesinaron al maestro, que tenía como únicas armas un libro de Aritmética, otro de Fisiología y un tercero de ejercicios de Lenguaje.

Sobre el joven educador Conrado Benítez, dijo el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro:”ese maestro, que murió cruelmente asesinado, no será como una luz que se apague, será como una llama de patriotismo que se enciende”.