lenguajeLa Habana, Cuba.- Cada generación tiene sus preferencias léxicas. Entre los vocablos elegidos por muchos hablantes públicos actuales, figura el sustantivo interrogante, que puede ser masculino o femenino cuando sustituye a la sencilla palabra pregunta.

A los comunicadores de hoy les agradan también los términos antiguos, pues ya en latín fémina designaba a la mujer, e infante nombraba al niño, y según el diccionario, esa voz se refiere al menor hasta los siete años de edad.

Los que arriman el discurso a conceptos burocráticos dicen inversor en lugar de inversionista, llaman decisor al encargado de tomar decisiones, y actor al que ejecuta las tareas. Todo eso, sin aguardar a que las palabras prendan en el público.

De Shakespeare a Cervantes

Así como se incorporaron al español vocablos como pulóver, buldócer, frigidaire, fútbol, volibol y otros muchos anglicismos, se han venido castellanizando términos como láser, baipás, wifi, laptop… conceptos en los cuales la lengua española está rezagada, dada la preeminencia tecnológica de la cultura de habla inglesa.

Pero ello no justifica el uso de look a cambio de apariencia, o casting en lugar de selección de reparto, o fan por aficionado

Últimamente hemos sido víctimas del empleo desmedido del anglicismo impeachment y el neologismo bréxit, sin que quienes los usan en los medios aclaren el significado de tales términos, pues dan por sabido de todo lo que ellos saben, discriminando a muchos.

 

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