Dejar que nuestro cerebro profundice, transite y adquiera el control en la fase REM -uno de los estadios del sueño- es esencial para la mayoría de seres vivos.

Esa fase ocupa casi el 50 por ciento del ciclo del sueño de los niños pequeños. No obstante, a medida que adquirimos más edad esta etapa tan necesaria para consolidar recuerdos, se reduce fuertemente.

Según estudios realizados sobre el sueño y publicados por la revista Nature la fase REM se inicia 90 minutos después de conciliar el sueño, y es ahí cuando surgen los clásicos movimientos oculares, la respiración se acelera y surgen, además, las pesadillas más vívidas.

Es en este periodo en donde, curiosamente, el cerebro muestra la misma actividad que si estuviera despierto, situación que se genera -de acuerdo con los expertos- porque está a punto de llevar a cabo una de sus tareas más importantes.

Somos del mismo material con que se tejen los sueños

La investigación publicada por la revista Nature expone que los expertos desconocen, por ejemplo, qué mecanismos son los que guían al cerebro para entrar de pronto en esa fase REM tan sorprendente, tan hiperactiva y llena de posibilidades.

El estudio nos habla de un especie de ¨interruptor¨ situado en el tronco cerebral, y explica que se trata más bien de un conjunto de neuronas especializadas que nos permiten cruzar, por así ilustrarlo, ese umbral y pasar a ese mundo donde los sueños son más vívidos, donde algunas personas pueden andar sonámbulas, y donde nuestro cerebro reorganiza todos esos recuerdos que ha ido recopilando durante el día.  

¿Tendrá razón el célebre de la literatura universal, William Shakespeare cuando dijo que ¨Somos del mismo material con que se tejen los sueños?

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