La Habana, Cuba. Sin  dudas,  muchos  de  los  teatros de  la  capital  se  han  convertido,  con  el  paso  del  tiempo, en  una suerte  de memoria  viva  de  las  artes  escénicas  en  el  país.

En ese caso se ubica el conocido Teatro Mella de la calle Línea del Vedado, en el mismo sitio que ocupó el antiguo cine Rodi.

Inaugurado en noviembre de 1952, ese coliseo tomó su nombre actual el 28 de abril de 1961.

Desde esa fecha hasta hoy, por su escenario han desfilado las más prestigiosas figuras y agrupaciones de la danza, la música, el teatro y el humor cubanos. Sede habitual del Conjunto Folklórico  Nacional, el Teatro Mella cuenta con una sala principal de mil 475 localidades y un patio exterior donde se realizan conciertos y descargas.

Más allá de la calle Línea

A escasos metros del Teatro Mella, en  la  acera  opuesta  se  ubica  el  cine-teatro Trianón, sede de la compañía Teatro El Público.

Poco más de 300 espectadores disfrutan allí de las concurridas puestas dirigidas por Carlos Díaz y su joven colectivo, cuya poética y lenguaje renovadores han marcado pautas en las tablas nacionales.

Pasando el túnel de Línea, en la calle Primera esquina a diez, en la barriada de Miramar, luce su esplendor el mayor teatro de la isla, con capacidad para unos 5 mil espectadores: el Carlos Marx, antiguo Teatro Blanquita, que abrió  sus puertas el 30 de diciembre de mil 949 con el espectáculo estadounidense titulado  De París a Nueva York.

A inicios de la década de 1960 ese coliseo se convirtió en el Teatro Charles Chaplin hasta adoptar su nombre actual.

El arte convoca

Conocido como el Teatro de los Grandes Acontecimientos, el Carlos Marx adoptó su nombre actual el 17 de diciembre de 1975 con la realización del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Tiene capacidad para unos 5 mil espectadores en tres niveles de observación y desde su fundación como Teatro Blanquita, en su enorme escenario han actuado figuras de renombre mundial, entre ellas el mexicano Agustín Lara, la orquesta de Dámaso Pérez-Prado, los cubanos Rita Montaner y Benny Moré, los españoles Joan Manuel Serrat, Paco de Lucía, Lolita Flores, Dyango y el grupo Mocedades, y los argentinos Alberto Cortés, Fito Páez, Estela Rabal y el grupo Les Lutièrs. El arte convoca y el público acude curioso en busca de aquella representación que deje una huella en su intelecto.