El manjuarí es una especie prehistórica de la fauna cubana

Serie «Con Vida» dedicada a temas de protección al medio ambiente

Ciénaga de Zapata, Cuba. – Aseguran los especialistas que el manjuarí -Atractosteus tristoechus– es un fósil viviente, que habita las aguas de la Tierra desde la época de los dinosaurios.

Adaptados como ninguna otra especie acuática a los cambios climáticos acaecidos en el planeta, el manjuarí hoy está en peligro de extinción, en gran medida por la acción irresponsable de los hombres que han cambiado su entorno y lo pescan con saña por la excelencia de sus carnes.

El manjuarí era denominado por los aborígenes cubanos como Manchuarí, lo que significa en aquella lengua “de abundantes dientes”.

Habita en lagunas, ciénagas, ríos y canales de poca corriente que existen al sur de las provincias occidentales, siendo la Ciénaga de Zapata, ubicada al sur de la provincia de Matanzas su reservorio más importante, también están presentes en la Ciénaga de Lanier en la Isla de la Juventud y algunos puntos de Pinar del Río.

Es un carnívoro, sus larvas y juveniles se alimentan de zooplancton, larvas de insectos, larvas de peces entre otros pequeños organismos acuáticos, en la medida que va creciendo, se incrementan las tallas de sus presas, aunque se han encontrado insectos en el estómago de ejemplares adultos capturados en vida silvestre.

Durante la época de lluvia al inundarse la Ciénaga de Zapata, el manjuarí sale hasta el herbazal, donde encuentra un buen lugar para su reproducción.

Sus huevos son venenosos para la mayoría de los peces y para el hombre, algo que garantiza al menos su reproducción.

En la etapa larvaria, como el resto de los peces, son víctimas de otros depredadores.

Las zonas inundadas son el principal habitat del manjuarí en la Ciénaga de Zapata

Amenazas crecientes

Invicto por miles de años a las transformaciones climáticas acaecidas en la Tierra, hoy el manjuarí enfrenta retos que hacen peligrar su existencia.

La población de  esos animales en los  últimos años ha disminuido de manera alarmante en la Ciénaga de Zapata por una sumatoria de problemas; alteraciones en el hábitat, pesca ilegal, pesca comercial de otras especies en áreas donde él está presente y puede quedar atrapado en las redes que  utilizan los pescadores, introducción de especies que pueden competir por el espacio y el alimento, la depredación en las etapas más vulnerables , el  canibalismo y el cambio climático son algunas de las causas que pudieran estar  provocando la situación actual del manjuarí en vida silvestre.

Salvando al manjuarí

Educación ambiental en las comunidades es esencial

Consciente del valor que tiene la especie, desde hace años el biólogo Andrés Hurtado desarrolla un grupo de investigaciones para preservar al manjuarí.

Centros de trabajo y escuelas son testigos de la labor de este especialista y su equipo de trabajo, quienes llegan hasta las más apartadas comunidades en el empeño por divulgar la realidad del manjuarí. Desde el Centro de Ictofauna, ubicado en el Parque Nacional Ciénaga de Zapata este especialista ha logrado métodos para reproducir de manera controlada a esos peces, mientras desarrolla una intensa labor de educación ambiental entre las comunidades con el propósito de concientizar a los pobladores de la Ciénaga de Zapata sobre la necesidad del cuidado y preservación de ese fósil viviente.

Adoptando al manjuarí

Niños de la Ciénaga de Zapata comprometidos en adoptar un manjuarí

Una de las acciones de mayor impacto medioambiental acometida en favor del manjuarí es el movimiento Adopta al manjuarí, la cual encuentra en los escolares a su principal protagonista.

Con estas acciones se contribuye en alguna medida a preservar al manjuarí, sin dudas una especie única en el planeta y patrimonio natural de Cuba.

Después de transitar por cursos y seminarios que los capacitan sobre las características de la especie, los pequeños adoptan ejemplares del animal, quienes lo llevan a casa bajo el compromiso de cuidarlos en estanques y peceras, lo que permite al resto de la familia interactuar y conocer más sobre esa joya de la naturaleza, mientras desde los estanques del Centro de Ictofauna cada años son liberados al medio natural cientos de ejemplares jóvenes que se obtienen a partir de la reproducción controlada lo que garantiza su presencia en aguas del sur matancero.