El 27 de enero de 1928 murió uno de los más célebres escritores españoles de todos los tiempos, el valenciano Vicente Blasco Ibáñez.

Dejaba tras de sí la aureola de un encendido periodista, político, revolucionario, escritor y aventurero, que signaría su vida plena de fascinantes anécdotas; él se definía como un hombre de acción, antes que literato.

Dicen que era de temperamento inquieto, palabra encendida, oratoria vehemente y de acciones rápidas; conoció de encarcelamientos, destierros, duelos y, como político, fue electo seis veces consecutivas diputado a las Cortes.

El escritor Vicente Blasco Ibáñez indagó sobre cuestiones sociales, nacionales y políticas, fue uno de los promotores del naturalismo y del realismo en la literatura española, y admirador de la belleza física y las características psicológicas de las mujeres.

Autor de amplios registros

Como escritor, el valenciano Vicente Blasco Ibáñez posee un característico don descriptivo, comparado por algunos críticos con el colorido de los pintores de su tierra.

Su obra literaria goza de un amplio registro temático que incluye novelas de ambiente valenciano, psicológicas, sociales, de cuestiones americanas, sobre la guerra, las de exaltación histórica, de aventuras, de amor y de muerte, libros de viajes y relatos cortos.

Sus textos están poblados de personajes que transmiten la fuerza de sus problemas, del entorno y del medio, en un vasto concepto de sentido popular; ejemplo son La barraca, Entre naranjos, El intruso y Los cuatro jinetes del Apocalipsis.

Con obras de temas básicamente sociales y políticos, en correspondencia con sus ideales, el valenciano Vicente Blasco Ibáñez se inserta en las escuelas del naturalismo y el realismo español.