Vilma Espín, fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas.

La Habana, Cuba.- El  7 de abril de 2017, Vilma Lucila Espín Guillois cumpliría 87 años de edad. Integrante de la vanguardia revolucionaria, sus ideas, enseñanzas y ejemplo, resultan imperecederos.

De ella nos queda su imagen de mujer hermosa y sensible, su valentía de luchadora clandestina, de guerrillera del Segundo Frente Oriental, de fiel intérprete y seguidora de las ideas de Fidel, y sus concepciones sobre la igualdad de género.

A Vilma se le percibe también aunando voluntades, alimentando, aglutinadora, el corazón de la Federación de Mujeres Cubanas, convencida de lo que estas podían y debían hacer por sí mismas, sabedora de que el primer deber de la organización que presidiera era concientizarlas en sus luchas y responsabilidades ante la sociedad que iba construyéndose.

La ingeniera química

El 14 de julio de 1954, Vilma Espín realizó su último examen, para concluir  sus estudios universitarios con el título de Ingeniera Química Industrial, una de las dos primeras mujeres en Cuba en graduarse de esa especialidad.

Ese mismo año partió a Estados Unidos a cursar un postgrado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Al finalizarlo, la dirección del Movimiento 26 de Julio le orientó seguir hacia México para entrevistarse con Fidel y trasladar a Cuba sus órdenes.

Sin tiempo para ejercitar la profesión, comenzó su accionar revolucionario. Bajo las órdenes de Frank País participó en el levantamiento del 30 de noviembre en la oriental ciudad de Santiago de Cuba, en apoyo a la expedición del yate Granma; y una semana antes del asesinato de Frank, éste la nombró Coordinadora del Movimiento en Oriente

Desde su fecunda existencia

En febrero de 1957, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, reunió a la dirección clandestina del movimiento en la Sierra Maestra, en el oriente de la isla,  y redactó un manifiesto dirigido al pueblo de Cuba, informando la creación del Ejército Rebelde y los objetivos de la lucha.

Vilma Espín estuvo presente en esa reunión y participó activamente en el cumplimiento de las órdenes que dio Fidel a Frank País, para pasar luego a la clandestinidad.

Alicia, Mónica y Débora, sus nombres de guerra dieron paso a Mariela, la valiente y eficaz guerrillera del Segundo Frente.

Al triunfar la Revolución se convirtió en Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, FMC, desde cuyas filas aunó voluntades y empeños y se le vio inmersa en tareas y responsabilidades disímiles.

Toda una vida, título de la canción que tanto gustaba, definen el legado de Vilma desde su fecunda existencia.

 

 

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