Educación «en línea» con las tecnologías. Foto tomada de Granma

El desarrollo de las Técnicas de la Información y la Comunicación ha provocado cambios desde hace algunas décadas y hecho surgir diferentes tendencias en los modelos de enseñanza. Pocos son los docentes que cuestionan el valor de la Internet como herramienta mediadora en la adquisición de conocimientos.

Sin embargo, no faltan quienes hoy se muestran muy escépticos sobre su verdadero potencial favorecedor del desarrollo personal y en última instancia, de las destrezas, hábitos y actitudes necesarios para la vida adulta.

En la pasada década de los 90 -quizás deslumbrados por una euforia tecnológica- son numerosos los estudios pedagógicos que apuntan hacia nuevas formulaciones del sistema educativo en el que las Técnicas de la Información y las Comunicaciones ocupan una posición hegemónica y el papel del docente queda como asesor de contenidos.

Uso práctico y adecuado

Ordenadores, impresoras, cámaras digitales y otros dispositivos inundan centros docentes, lo que implicó propuestas educativas que sirvieran para conseguir un uso práctico y adecuado al desarrollo integral de la persona a partir del abanico de posibilidades que ofrecen las Técnicas de Información y las Comunicaciones.

El peso educativo de estas no sólo recae en la «I» de «Información», de «Informática», de «Internet», sino en la «C» de «Comunicación», de «Construcción», de «Conocimiento».

La escuela tiene la obligación de formar a los alumnos para desenvolverse y participar en un mundo digital, pero ello no implicará abandonar el marco teórico en que se desarrollan los procesos de enseñanza-aprendizaje, sino más bien integrar las ventajas que ofrece la tecnología en proyectos educativos consistentes con los conocimientos y valores en que el alumno deberá ser educado.

Nuevos roles del profesorado

No cabe dudas que la educación, la enseñanza utilizando las Técnicas de la Información y las Comunicaciones, supone una revolución en la que hay que revisar los roles del profesor y el alumno.

En lo que se refiere al profesorado, los cambios en el «estatus» del docente quizás no serán tan radicales como proponen algunos autores, sino que supondrán el reforzamiento de facetas de la actividad laboral que los teóricos de la renovación escolar ya vienen proponiendo desde hace décadas.

Entre ellas: mayor flexibilidad respecto a la institución, horarios de trabajo y recursos; actuación del docente como mediador en los procesos de aprendizaje más que de mero difusor de contenidos; adaptación de las estrategias de aprendizaje colaborativo a las características de las plataformas de enseñanza en-línea; y seguimiento individualizado de los progresos de los alumnos.

Un profesor al lado de la línea

Los juegos on-line, animaciones interactivas, paisajes virtuales, entornos de tele-presencia y simuladores dan lugar a un paradigma educativo inédito en el que el alumno aprende interactuando en escenarios digitales.

Para algunos especialistas, la enseñanza en-línea no implica realmente una revolución pedagógica, sino más bien una actualización de la metodología presencial y una adquisición de competencias en el uso educativo de las Técnicas de Información y las Comunicaciones por parte del profesorado.

Lo cierto es que en la actualidad, la enseñanza en-línea ya no es un mito, sino una realidad y se utiliza cada vez más en un sinnúmero de escuelas y universidades del mundo, aunque cuando muchos de los alumnos: jóvenes y adultos, se conectan a Internet para aprender, reclaman un profesor al otro lado de la línea.

(Tomado de Prensa Latina)