Foto: Perfíl Facebook BIOCEN

La Habana, Cuba. Héroes anónimos protagonizan a diario, la fuerte lucha contra la pandemia de Covid-19 en Cuba. Médicos, instituciones de salud y miles de personas se unen para aportar a la victoria, para garantizar la vida.

Y una de estas instituciones que día a día se incluye en la férrea batalla contra el Coronavirus es el Centro Nacional de Biopreparados BIOCEN, del municipio de Bejucal, en Mayabeque, que mantiene sus altos estándares de calidad en la producción de fármacos tan necesarios ahora como es el Interferón ALFA 2b que, como ha sido ya reconocido a nivel mundial, se impone como uno de los medicamentos más efectivos en los tratamientos contra la COVID-19 a nivel mundial.

EL BIOCEN, fundado en 1992, brinda desde ese entonces, conocimientos y diversidad tecnológica mediante la producción y desarrollo de parenterales de bajo volumen, liofilizados, vacunas y otros productos biotecnológicos.

Laboran con medios de cultivo y productos afines, antianémicos y para el diagnóstico e inmunoterapia de las alergias, además de la producción de proteínas recombinantes para uso humano como vacunas y biofarmacéuticos.

Además, el centro desarrolla fundamentalmente en estos días, una amplia investigación de nuevos productos para el diagnóstico microbiológico, la alergia y antianémicos.

Sobre la producción del Interferón Alfa 2b recombinante, la instalación lo desarrolla en dos presentaciones, la líquida y la liofilizada, una especie de polvo que se reconstituye antes de inyectarse.

El producto en ambas variantes se distribuye tanto a nivel nacional como internacional para el tratamiento efectivo contra la COVID-19.

La Directora General del Centro, Tamara Lobaina Rodríguez, señaló según un artículo del diario Granma, que el BIOCEN tiene la tarea de darle salida productiva a un conjunto de investigaciones generadas por los principales centros de biotecnología del país, como el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), al Centro de Inmunología Molecular y al Instituto Finlay.

Explicó además, que el Centro contribuye también a la lucha contra el Coronavirus, mediante la fabricación de dos de los 22 productos para combatirla: el Interferón líquido recombinante, del CIGB, y la Biomodulina T, un producto propio del BIOCEN.

Se destaca en las áreas de producción del Centro, los altos estándares de control higiénico y de esterilización y se aclaró que cuentan con la capacidad necesaria para producir todo el Interferón ALFA 2b recombinante y demás productos y suministros de salud, que se requieran para combatir la enfermedad.

Además, el Centro Nacional de Biopreparados ha fabricado también y en tiempo récord, un medio seguro para trasladar las muestras virales hacia los laboratorios para el diagnóstico de la COVID-19.

En el programa Mesa Redonda del Jueves 23 de abril, se explicó que este tipo de producciones ayudan a disminuir las importaciones de reactivos, que son sumamente caros a nivel mundial debido a la urgencia y la alta demanda.

Así lo afirmó en el programa el Director General del Centro de Neurociencias, Mitchell Valdés, que señaló la factibilidad para la realización del test diagnóstico de la enfermedad, el frasco producido por BIOCEN, que transporta el material viral, no permite la contaminación y evita errores en resultados.

Una historia de lucha contra las enfermedades Desde 1992, el BIOCEN se vuelca en la la producción, investigación y desarrollo de productos biofarmacéuticos, tales como medios de cultivo, antianémicos, vacunas, transferencia tecnológica, extractos alergénicos y otros.

Incluye instalaciones industriales para la producción de proteínas naturales o recombinantes, medios de cultivo microbiológicos, así como formulación, procesamiento aséptico, liofilización de vacunas y biofármacos y comercialización de extractos alergénicos para diagnósticos e inmunoterapia.

También la entidad ha tenido un rol fundamental en la elaboración de Ingredientes Activos para componentes de vacunas, biofarmacéuticos y otros productos.

Su producto VALERGEN, en forma de gotas sublinguales, ha triunfado en forma de excelentes vacunas terapéuticas, que se incluyen en la Inmunoterapia alérgeno-específica o tratamiento de desensibilización, o sea, dentro de las medidas preventivas para reducir la exposición a los alérgenos y evitar la alergia a los ácaros.

La inmunoterapia actúa sobre el sistema inmunitario cambiando el tipo de respuesta patológica, típica en las personas alérgicas, por una respuesta de tolerancia.

La efectividad de la inmunoterapia, como destaca el sitio web del BIOCEN, ha sido reconocida ampliamente por la comunidad científica internacional y es recomendada por la OMS, como el único tratamiento disponible, capaz de interferir en la progresión de la enfermedad alérgica y prevenir su agravamiento.