La Habana, Cuba.- Envuelto con la bandera de la hoz y el martillo permaneció el ataúd del militante del Partido Comunista de Francia, Bélgica y Cuba, el médico José Elías Borges.

En la mañana del veinte de enero de mil novecientos treinta y cuatro, cuando con varios compañeros discutía con el propietario de una farmacia por abrirla en plena huelga, cayó abatido por tres disparos a la espalda.

El crimen fue en las calles habaneras de Campanario y Condesa y dejaba de existir uno de los líderes principales en el sector de la Medicina, batallador incansable por la autonomía de los servicios de sanidad municipal. El sepelio de José Elías Borges fue multitudinario: amigos, revolucionarios, gente agradecida, le despidieron; en mil novecientos cuarenta y nueve, el Colegio Médico Nacional inauguró en el Hospital Calixto García un edificio destinado a la atención de los médicos y se dio su nombre.

ANSIAS Y LUCHAS DE LAS MASAS POPULARES

José Elías Borges militó en el Partido Comunista de Francia, Bélgica y Cuba.

El doctor y revolucionario José Elías Borges decía que la actividad del médico debía vincularse estrechamente con las ansias y las luchas de las masas populares.

En ese sentido estuvo dirigida su vida desde los días de enfrentamiento a la dictadura machadista, el exilio fructífero en Francia y Bélgica, hasta el regreso a su Isla, donde optó y ganó una plaza como cirujano en el hospital de Emergencias. Este hombre de apenas veintiocho años organizó la Asociación de Profesionales, Alumnos y Empleados de los Servicios de la Sanidad Municipal y estuvo en huelgas defendiendo los derechos y aspiraciones de sus colegas.

Otra destacada acción fue la demanda para mejorar los servicios de las clases más humildes de la población; José Elías Borges reclamaba medicinas y equipos, así como la eliminación de los favoritismos de la politiquería.