La Habana, Cuba.- Los obreros de la construcción Noske Yalob y Claudio Bouzón repartían el catorce de enero de mil novecientos veintiocho un manifiesto del Partido Comunista denunciando la Sexta Conferencia Panamericana que se celebraría en La Habana.

El escrito debía quitar la máscara a una reunión dirigida a justificar el intervencionismo militar, el injerencismo político y el apoyo norteamericano a los regímenes oligárquicos de las naciones latinoamericanas y caribeñas. La suerte no les acompañó y agentes de la dictadura machadista los detuvieron y condujeron a La Cabaña, donde los torturaron y asesinaron.

El domingo quince, en la caballeriza, los mataron a golpes de hierro. Llevados a un barco en la bahía habanera, les ataron un lingote y tiraron al mar. Noske Yalob y Claudio Bouzón fueron los primeros militantes marxistas-leninistas víctimas de esa tiranía.

BOUZON Y YALOB.





Reflejo del suceso en la prensa cubana.

El cinco de marzo de mil novecientos veintiocho, a pocas millas de El Morro, fue capturado un tiburón por Ángel Prado Pérez, quien halló en el vientre el antebrazo de un hombre, trozos de tela de un saco y una camisa y los yugos.
Los restos los identificó como pertenecientes al español Claudio Bouzón su esposa Aurora, una mujer que al decir del nieto Manuel, era de armas tomar y, enterada de cómo fue asesinado su marido, intentó atentar contra Machado con una pistola; la acción no se llevó a cabo y fue expulsada de Cuba.

Días después, en la bahía habanera, otro pescador descubrió un cadáver en estado de descomposición, atado a una cadena; el Partido Comunista de Cuba reconoció al hebreo polaco Noske Yalob.

Raúl Valdés Vivó catalogó a estos hombres como precursores en el martirologio antiimperialista que encabezaron Julio Antonio Mella, Jesús Menéndez y tantos otros.

Del libro inédito La Historia en minutos, de Iraida Calzadilla Rodríguez.