(Por Reinaldo Cedeño Pineda, vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en Santiago de Cuba)

Ama las mascotas, los aromas, lo esotérico, pero, mientras tanto, un mundo paralelo le habita, una vez que entras en su atmósfera, ya no podrás escapar.

Ella es capaz de retroceder el tiempo, de en manos y oídos, es capaz de hacer de una novela radial un suceso, incluso en estos tiempos. Marcia Castellanos Parra es una marca de la dramaturgia cubana, nació en San Luis el 3 de marzo de 1955.

Dice que la vida la ha tomado de yunque, pero en todo caso es de madera recia y posee un secreto: el difícil don de la escritura. Una noche de dolores miró al cielo, se preguntó si había amanecido y prometió que si salía de aquello su primera novela se llamaría Alba… y así fue.

Su mano maestra es capaz de delinear escenas de extraordinaria intensidad y personajes en constante progresión.

Defensora de su propio estilo.

Marcia Castellanos Parra deja de ser ella para que la habiten sus personajes. Arrebató a medio país con su novela Mulata. Se trata de triángulo amoroso en tiempos de esclavitud. Le han comparado con Felix B Caignet pero ella defiende su estilo propio, y sostiene que el melodrama mantiene todos sus atractivos.

Hizo la versión de la novela Doña Guiomar, de Emilio Bacardí, para el canal tele rebelde. Ha escrito cuentos y teatros para la televisión, pero sigue prefiriendo la radio, porque en ella, afirma, captas a los oyentes por los cinco sentidos y atraparlos es un reto que me gusta…

A la altura de sus años, Marcia Castellanos Parra continua siendo un asombro, un desafío, un mito.