“Es cierto que los precios del combustible se han mantenido estables, en ese sentido nada ha cambiado. El problema es que yo, al igual que muchos otros taxistas, a veces compro el combustible a personas que lo venden”, afirmó un joven botero que prefirió no ser identificado.

Indiscutiblemente, los máximos directivos de las empresas de transporte están en lo cierto cuando afirman que las condiciones en la venta del petróleo no han cambiado, por tanto, los transportistas, desde esa óptica, no tenían motivos para incrementar los precios del pasaje.

Sin embargo, existen realidades más complejas y hacia allí también debe voltearse la mirada. Algunas personas inescrupulosas malversan los recursos estatales y, además de hurtar, desencadenan un grupo de situaciones que pueden afectar prácticamente a una ciudad.

Efectivamente, muchos taxistas adquieren el combustible por canales que no son los establecidos. En los últimos meses a algunas entidades estatales se les redujo la cuota de combustible que se le asignaba. Al ocurrir esto, quienes ilícitamente se apropiaban de él para venderlo, le subieron el precio, y a partir de ese momento, la cadena fue sufriendo afectaciones hasta quebrar por el lado más débil.

Para nadie es un secreto, aunque muchos se empeñen en negarlo, que el Estado cubano trabaja muy fuerte para acabar con la malversación de ese recurso, pero esos esfuerzos se tornan más difíciles cuando algunas personas se empeñan en robar, justificando sus acciones con el verbo “luchar”.

Yo compro petróleo por el estado y nunca subí el precio del pasaje. Pero te digo algo, el carro que manejo es mío y además está en buenas condiciones. Pero hay choferes que manejan un carro viejo y para colmo, de otra gente. En esas circunstancias a veces uno se ve apretado y no puede pagar los precios estatales”, afirmó el taxista.

En relación con el tema de la calidad de los almendrones, el policía de tránsito habanero Luis Ruiz asevera que hay carros que no tienen la calidad óptima para prestar un servicio a la población como se debe, ya que no tienen cristales, y cuando llueve se moja el pasajero; las manillas de abrir la puerta están por fuera y ello hace difícil abrirla desde dentro del auto, y en otros sobresalen muelles en los asientos.

Por otra parte, el transportista Cándido Ferrer, comenta que es elemental ofrecer al pasajero un tratamiento de respeto, cortesía y amabilidad y agrega que un pasajero que lo alquila puede ser un médico, maestro, ingeniero y de cualquier otra profesión que, como él, trabaja honestamente y merece toda consideración.

“Si es médico, quizás mañana me atienda y me salve la vida, y si es maestro pudiera darle clases a mi hijo o nieto, y tengo la seguridad que lo haría con el mayor amor del mundo” agregó para concluir que en cualquier circunstancia es abusivo cobrar más de 10 pesos en las rutas habituales.