2La Habana, Cuba.- Ni siquiera el tiempo, el mayor enemigo de la existencia ha logrado cerrar la herida. Cuarenta años es lapso extenso y doloroso, más aún cuando a hijos de la Patria, les fue arrancado de cuajo y sin piedad, el porvenir de una joven y prometedora vida.

Fue la voladura de un avión de Cubana en 1976, otra intensa agresión de la patética y cruel jauría, que desde territorio estadounidense urdía acciones contra la Isla, que había decidido trazar su propio destino.

Eran buena parte de los tripulantes del vuelo que estalló sobre los cielos de Barbados, herederos de la semilla que germinó en enero de 1959.

Sus sueños e inquietudes, trazados por triunfos templados con el acero de sus espadas, floretes y sables, eran espejo de un país, cuyas cuatro letras, nombradas Cuba, florecían como ejemplo y luz para América Latina.

La injusticia todavía tiembla

Cuarenta años después, todavía indigna al pueblo cubano la impunidad con que algunos de los autores del abominable crimen de Barbados, se enorgullecen de su despreciable y mortal acción.

En sus entrañas, continúa habitando lo peor de la espacie humana, y lo más triste, es que las autoridades estadounidenses continúan brindándole amparo.

Cuba nunca bajará los brazos en cuanto a exigir justicia, su respuesta ante tamaña ceguera y terquedad ha sido mantener su camino de lucha y superación.

Nuestra sociedad y la totalidad de sus sectores, salvaguardan y perfeccionan sus sueños y conquistas. Nuevos caminos de progreso se perfilan en su horizonte.

Cada medalla, logro y avance social que se labren en esta Isla, serán fiel y necesaria estocada, para que la injusticia tiemble.