Presidio Modelo de Isla de la Juventud. Foto: L. Hernández

Nueva Gerona, Cuba.- El municipio especial de Isla de la Juventud, ubicado a 60 millas al sur  de la capital cubana, no es destino turístico para extranjeros, pero si a donde muchos cubanos quisieran ir.

Sin dudas, bañarse en la playa Bibijagua es motivo para emprender el viaje, las arenas negras la distinguen del resto de los balnearios del país. Las montañas de mármol, el boulevard, la finca El Abra en la que vivió el Héroe Nacional José Martí, son otras de las seducciones de la Isla; pero el Presidio Modelo  se roba la atracción de los visitantes.

Alejado de la ciudad de Gerona está el Presidio Modelo. Llegar hasta ese lugar no es difícil, menos aún si median las ganas de conocer parte de la historia de Cuba. Por su monumentalidad y forma panóptica es único en América Latina, destacándose 34 edificaciones componentes, además de las garitas del sistema de vigilancia y la cerca perimetral que enmarca todo el conjunto.

El proyecto estuvo basado en la cárcel de Jolliet, situada en el estado de Illinois, Estados Unidos, y el ingeniero jefe a cargo del plan original fue el arquitecto César E. Guerra.

Circular del Presidio Modelo. Foto: L. Hernández

En un inicio incluía ocho circulares, pero solo se llegaron a construir cuatro. El mayor número registrado fue de cinco mil prisioneros,  el comedor era suficientemente grande para albergar a la vez aproximadamente a tres mil personas, y las circulares tenían una capacidad de 930 penados, dos por celda en caso que hiciera falta. Solamente se construyeron dos rectangulares, una para el ingreso y selección y la otra para distinción por buen comportamiento.

El objetivo inicial de esta obra fue para recluir sancionados por delitos comunes con el propósito de «sanear» la sociedad de delincuentes, respondiendo al nombre de «Modelo».  Sin embargo, la idea inicial estuvo alejada de los hechos ocurridos, pues el penal fue escenario de maltratos y abusos descomunales a los reos.

Durante la Segunda Guerra Mundial las celdas del Presidio sirvieron de campo de concentración para alemanes, italianos y japoneses. Más tarde, en 1953, esa cárcel fue la destinada a los asaltantes a los cuarteles Moncada, en  Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, en el oriente del país.

Fidel y el Presidio Modelo

El Presidio Modelo concluyó en 1959 con el Triunfo de la Revolución. Foto: L. Hernández

Fidel Castro junto a sus compañeros de lucha ocuparon las celdas de la penitenciaría, y fueron víctimas de los maltratos que permitía el presidente de Cuba en aquella época, el dictador Fulgencio Batista. Los jóvenes asaltantes iban a ser encarcelados en La Habana, pero al final terminaron en la prisión más temida de Cuba en aquellos años.

La situación política en el país se hacía cada vez más difícil, y a petición del pueblo, fundamentalmente de las madres de los presos políticos, Batista no tuvo otra opción que aceptar, el 15 de mayo de 1955, la amnistía que dejaba en libertad un grupo de prisioneros, entre los que se encontraban los jóvenes revolucionarios. Solamente cumplieron condena por un año y siete meses.

Cuentan que los primeros en bajar la escalinata del Presidio fueron 10, siguiéndole un segundo grupo integrado por Fidel Castro junto a su hermano Raúl, y otros importantes revolucionarios como Juan Almeida, Armando Mestre y Agustín Díaz Cartaya, compositor del “Himno del 26”.

Gracias al triunfo de la Revolución, en el año 1967 se desactiva la prisión y en 1973 se funda el museo ubicado en el pabellón No. 1 del antiguo hospital donde sufrieran prisión los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Elsa Silva Tamayo, técnica del Museo, aclara que actualmente se exhiben objetos personales utilizados por Fidel, Raúl y sus compañeros, las camas que ocuparon, fotografías de la época, parte de la Academia Abel Santamaría y la biblioteca Raúl Gómez García (que llegó a recopilar hasta 600 libros)

Estado actual de la edificación

Los que acuden al Presidio encuentran una imagen desfavorable. Las edificaciones parecen evidenciar en sus fachadas los maltratos cometidos en su interior;  con el paso de los años, la cárcel más temida de Cuba, no es más que ruina.

Pésimas condiciones de las circulares del Presidio Modelo. Foto: L. Hernández

El local que ocupa el museo no corre con igual suerte, se mantiene alistado para recibir a los visitantes; pero para llegar hasta él, hay que transitar un paraje devastado, en el que los eventos meteorológicos no han sido los únicos culpables, pues se evidencian las indisciplinas sociales cometidas por ciudadanos en ese lugar.

El Presidio Modelo es una construcción que no se debió desmejorar tanto, recuperarla en la actualidad resulta casi imposible. Es esta una alerta para salvaguardar otros lugares, pues con la pérdida de las edificaciones se pierde también una parte de nuestra historia.