Catamarán Río Las Casas, de la Isla de la Juventud. Foto: L. Hernández

Tiene 2.200 kilómetros cuadrados de extensión, y casi 60 millas la separan de la costa habanera. En algún tiempo fue reconocida como la Isla de las Cotorras, pues miles de ejemplares sobrevolaban su territorio, pero su nombre oficial era Isla de Pinos. En el año 1976 adoptó el nombre de Isla de la Juventud, porque importantes proyectos para los menos longevos se fomentaban en sus tierras.

Para los isleños, gentilicio que recibe los que radican en ese municipio especial, puede parecer un cautiverio, solo hay dos formas de salir: en barco o en avión, pero ya tienen sus mañas para navegar o volar cada vez que lo estimen conveniente. ¡Que feliz fueran si hubiera una carretera que uniera a la isla chica con la Mayor de las Antillas! Pero esa es su genialidad.

Íconos de la Isla

La mayoría de los cubanos no han visitado ese lugar, y los que lo han hecho se han llevado la mejor impresión. Todo el que llega está decidido a recorrer el Presidio Modelo, una de las cárceles de máxima seguridad que existió en América, en la que estuvieron encarcelados los asaltantes al Cuartel Moncada.

Presidio Modelo de Isla de la Juventud. Foto: L. Hernández

Pero esa no es la única distracción que encuentran los turistas, más interesante está la única playa de arenas negras que hay en Cuba. Sí, así es, porque la playa Bibijagua bordea las montañas de mármol, y por ley natural, sus arenas son negras. El color no es sinónimo de suciedad, todo lo contrario, sus aguas cristalinas le regalan al visitante una excelente vista; y los que trabajan en la zona garantizan la higiene total del sitio.

Playa Arenas Negras, Isla de la Juventud. Foto: L. Hernández

Otro atractivo es la finca El Abra, lugar marcado por la historia pues José Martí fue uno de sus visitantes. Variadas ofertas gastronómicas y un paseo en bote por la presa hacen placentera la estancia.

Y para que el municipio especial Isla de la Juventud quede en el corazón de todos, está el poblado de Cocodrilos. Un camino casi intransitable es la única vía de acceso: 101 km por piedras y carreteras muy deterioradas. Se necesitan casi tres horas para llegar a una de las más bellas reservas ecológicas, porque eso es Cocodrilo.

Punta Francés en Cocodrilo, La Isla de la Juventud. Foto: L. Hernández

Criadero de Tortugas en Cocodrilo, Isla de la Juventud. Foto: L. Hernández

 

 

 

 

 

 

 

No caben dudas, es un lugar hermoso, pero muy humilde, hay pocas viviendas y ninguna ostentosa. Los animales forman parte de la cotidianidad, así que puedes ver a un venado pasar corriendo por delante de ti, o simplemente tirarte al agua y salir con un enorme pez en las manos. Además cuenta con el centro de buceo Punta Francés, en el que las arenas blancas rozan con la inmensidad de Varadero y sus aguas te invitan el recreo placentero.

Lo mejor de esta tierra

Maravillosos lugares tiene la Isla de la Juventud para visitar, muchos han faltado por mencionar, pero la genialidad del lugar son sus pobladores. La generosidad, hospitalidad, y buen trato caracterizan al isleño. Serviciales a plenitud hacen de la estancia un verdadero disfrute. Y qué decir del equipo de béisbol: los venerados del pueblo. Por eso les resulta casi imposible ser vencidos en su estadio, donde los piratas son amados por la afición.

Estadio Cristóbal Labra, Isla de la Jueventud. Foto: L. Hernández

Así es el único municipio especial que tiene nuestro país: La isla más joven de Cuba.

Flor de Carolina, abundante en la Isla de la Juventud. Foto: L. Hernández

Camino a Punta Francés, Cocodrilo, Isla de la Juventud. Foto: L. Hernández

Bulevart de la Isla de la Juventud. Foto: L. Hernández

Cama usada por Fidel Castro en el Presidio Modelo. L. Hernández