La Habana, Cuba. – Poco más de 400 Cooperativas No Agropecuarias  funcionan en todo el país, aunque la mayoría se concentran en el Occidente y en especial en La Habana.

Esa forma de gestión no estatal, que en 2013 llegó experimentalmente al panorama nacional, transitó con altas y bajas en estos años, sobre todo por la aparición de algunas desviaciones y hasta ilegalidades que enturbiaron sus fines.

Hubo hechos deleznables vinculados a la corrupción y a la apropiación indebida de recursos, o marcadas diferencias en los anticipos que recibían algunos de los socios-directivos.

Esas irregularidades provocaron que las autoridades decretaran la disolución de algunas de esas entidades, sobre todo dedicadas a la construcción. Pero para ser justos, la mayoría de esas Cooperativas No Agropecuarias ha trabajado bien. 

Corregir errores

Al ser la más colectiva de las formas de gestión no estatal, las cooperativas reciben una particular atención del gobierno.

En ese sentido, la creación de Cooperativas No Agropecuarias ha sido una de las principales transformaciones de la economía cubana, que permiten que el gobierno se concentre en tareas más complejas que le son propias. Por otro lado, son fuente de empleo y tributan a la eficiencia económica en función de construir una sociedad socialista, próspera y sostenible.

Por eso, prevenir, corregir y evitar errores anteriores, están entre los objetivos de las nuevas regulaciones que solo buscan ordenar el trabajo.

Las Cooperativas No Agropecuarias son necesarias para la economía nacional y resulta imprescindible alinearlas con los propósitos de la sociedad, que son los objetivos de todos.