Por: Gardenia Companioni

Ya es usual que la tradicional Feria del Libro se celebre al otro lado de la bahía, en el Parque Histórico Morro y Cabaña, compuesto por las defensas de La Habana en la época colonial.

El Castillo de los Tres Santos Reyes Magnos del Morro, con su emblemático faro, y La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, una inmensa ciudad en miniatura, famosa por sus vistas del atardecer sobre el Malecón y su legendaria ceremonia del cañonazo.

Durante más de un siglo el Morro fue capaz de resistir ataques de franceses, holandeses e ingleses, pero en la segunda mitad del siglo XVIII, tras un fuerte asedio anglosajón, el reducto fue capturado y convertido en punto estratégico para cañonear a las tropas españolas de La Habana.

Situada al lado del Morro se encuentra la impresionante Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, sobre el estratégico cerro que igualmente sirvió a tropas enemigas para atacar.

Fortaleza primero, Museo después

La fortaleza de San Carlos de la Cabaña resultó la más grande de toda América, cuya inexpugnabilidad hizo que ninguna potencia extranjera intentara volver atacar la ciudad.

Cuentan que el rey Carlos III se enteró del coste de la fortaleza y pidió un catalejo para verla, pues suponía que una construcción tan grande y tan cara, por fuerza tenía que verse desde Madrid.

Tras el triunfo de la Revolución, el Che utilizó el fuerte como cuartel general, hoy pequeño museo dedicado al querido guerrillero.

También el reducto abriga al Museo de Fortificaciones y Armas, donde el visitante puede disfrutar de un recorrido por el devenir de la historia armamentística cubana, desde el siglo XVII hasta nuestros días.