El brindis lo hizo Martí en los altos del café El Louvre, luego quebró su copa y dijo: “Para rendir tributo ninguna voz es débil. Para ensalzar a la Patria entre los hombres fuertes y leales son oportunos todos los momentos”.

Valen estas palabras del Apóstol de nuestra independencia para privilegiarlo con la primera e insigne estatua que se le erigiera en Cuba. Levantada en el Parque Central de La Habana, se inauguró el 24 de febrero de 1905 por el Generalísimo Máximo Gómez, principal promotor de la iniciativa.

La obra, de 10 metros de altura y 36 toneladas de mármol de Carrara, comenzó a gestarse dos lustros después de su caída en combate y es motivo de honra permanente al Héroe Nacional de Cuba.

EL ULTRAJE DE LOS MARINES

Muchos recuerdan aun el ultraje cometido por marines norteamericanos al monumento del Apóstol, en 1949.

La repulsa popular, encabezada por estudiantes universitarios, entre los que se encontraba el joven Fidel Castro, fue de tal magnitud que obligó al gobierno de los Estados Unidos a pedir disculpas a Cuba.

Desde los tiempos en que La Habana sólo se consideraba ciudad hasta allí donde llegaba el eco del cañonazo de las 9, ya el Parque Central devenía céntrico punto de La Habana Vieja.

Era el centro del pulso de la ciudad. Antaño sede de las famosas retretas, el Parque Central de La Habana conmemorará el próximo 24 de febrero el aniversario 113 de la instalación del primer monolito erigido al Héroe Nacional.