Por: Liuba Moreno Álvarez

Se conoce de la obra inmensa de reparadores de sueños que conjugan los más profundos valores humanos, como los trabajadores de la Salud de nuestro país.

Su bandera es el humanismo y sus instrumentos de trabajo son la solidaridad, la responsabilidad y el internacionalismo.

Dentro y fuera de Cuba devuelven las esperanzas a millones de personas y traen nuevas vidas al mundo para el beneplácito de madres y padres.

Su labor requiere de sacrificio y entrega, solo a cambio de la satisfacción de que no mueran niños por enfermedades prevenibles o que cada ciudadano viva más y con mayor calidad. Son médicos formados bajo la obra inmensa de la Revolución Cubana.

Hospital William Soler: casa de valores

Los médicos cubanos entregan a su profesión lo mejor de ellos, porque más que las manos entregan el corazón.

En Cuba, fiel ejemplo de esa entrega es el Hospital infantil William Soler, institución capitalina que merece todo el reconocimiento del pueblo, pues trabajan a diario haciendo gala de cada uno de los valores humanos, esos que en otras regiones del mundo, suelen no estar muy definidos.

En el William se salvan de morir cada año miles de niños, ¡y para lograrlo cuántas convicciones no se requieren! Se necesitan hombres y mujeres profesionales, entregados a su labor, y sobre todo humanos.

Es meritorio destacar estos valores como homenaje a quienes, sin escatimar tiempo y con empeño, ponen todo de si por la salud del pueblo.