Por: Oscar Ferrer

Uno de los más destacados combatientes por la independencia de Cuba fue Serafín Sánchez Valdivia, quien participó en las tres guerras contra el dominio español y en más de 120 combates; de su valentía siempre hablaron los soldados a su mando.

Luego de tanta acción en el campo de batalla, no asombra que muriera luchando, como sucedió el 18 de noviembre de 1896, cuando una bala enemiga le atravesó los pulmones mientras cruzaba el río Zaza, durante el ataque de una columna hispana a las fuerzas que él dirigía.

Perteneciente a una familia de propietarios de fincas urbanas y haciendas, había nacido en Sancti Spíritus, el 2 de julio de 1846.

Con apenas 20 años, Serafín Sánchez dejó las comodidades de una mansión de terratenientes para irse a enseñar en una modesta escuela de Morón, donde le sorprendió el alzamiento del 68.

Siempre en combate

En la Guerra de los Diez Años Serafín Sánchez se alzó en Los Hondones, el 6 de febrero de 1869, cuando Las Villas se fue a la manigua.

Al frente de sus hombres, tuvo el bautismo de fuego en la toma de Mayajigua y en Chambas, en el fuerte Lázaro López. En Camagüey estuvo a las órdenes de Ignacio Agramonte y participó en el combate de Jimaguayú, donde cayó El Mayor.

En  1877  fue ascendido a Coronel y en febrero del año siguiente las circunstancias lo obligaron a acogerse al Pacto del Zanjón, del cual dijo que fue “en el fondo una cobardía, en la forma una vileza, y en sus funestos resultados una traición execrable contra Cuba”.

Se sumó a la Guerra Chiquita en noviembre del 79, con grados de General de Brigada. Luego se le otorgó el rango de Mayor General, y al fracasar el intento de reanudar la lucha Serafín Sánchez partió a Estados Unidos.

El Paladín espirituano

Por sus hazañas de guerra, Serafín Sánchez fue llamado el Paladín. A pocos días de llegar a Nueva York, decidió viajar a Santo Domingo, donde estuvo 12 años, colaboró con el Plan Gómez-Maceo, organizó clubes revolucionarios y escribió para publicaciones quisqueyanas de Cuba y de los Estados Unidos.

En sus artículos criticó a los anexionistas y a quienes discriminaban a los negros, y defendió la hermandad entre boricuas y cubanos.

De suelo dominicano pasó a Cayo Hueso y allí trabajó para la Revolución y estuvo siempre al lado de José Martí, quien dijera del mambí espirituano que era hombre valiente y sensato, discreto y de honradez absoluta, de dignidad y entereza.

Serafín Sánchez volvió a la guerra en Cuba en una expedición organizada por él, y Gómez y Maceo lo designaron inspector general del Ejército Libertador. Luego cayó en combate.