Cuando hablamos de medio ambiente, quizás algunos piensen que sólo se refiere a determinados recursos naturales, como los bosques, la atmósfera, los ríos, los océanos, la flora o la fauna.

Sin embargo, el problema de los ruidos nocivos que han venido a formar parte de la vida cotidiana de la sociedad, como consecuencia del desarrollo industrial y tecnológico, repercute también en el medio ambiente y merece la mayor atención.

Y es que el ruido puede convertirse en una amenaza para la salud humana. Por esa razón, hoy constituye uno de los más graves problemas ambientales que deben ser resueltos en gran cantidad de países. Ahora bien, ¿qué sonidos pueden considerarse ruidos?

A veces no sólo la intensidad del sonido puede hacerlo insoportable sino también su carácter repetitivo.

Trastornos para la salud

Los seres humanos sentimos el nivel sonoro -expresado en decibeles- como una presión que se ejerce en nuestro oído. 85 decibeles es el índice de riesgo, 90 el de peligro, y 120 el de dolor. Por encima de esa cifra, el tímpano puede estallar.

Pero además del daño directo al oído, se ha demostrado que el exceso de ruido puede afectar otros aspectos de nuestra salud. Por ejemplo, se han apreciado trastornos cardiovasculares, con aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial.

También, problemas digestivos, disminución de la capacidad de memorización, así como reducción del campo visual y dilatación de las pupilas.

Esos son efectos pasajeros, ocasionados por los altos niveles de ruido, pero existen otros duraderos, como el insomnio, la hipertensión arterial crónica, la depresión y hasta perturbaciones de la sexualidad.

Un fenómeno muy difundido

Muchas veces no nos percatamos de las múltiples agresiones sonoras a las que somos sometidos a diario, porque realmente éste es un fenómeno muy difundido.

En el contexto laboral está más desarrollado el concepto de la protección al trabajador, en industrias con altos niveles de ruido.

Sin embargo, en el entorno doméstico la situación es más incontrolable. ¿Acaso no son frecuentes esos vehículos que circulan sin silenciador; las bocinas de automóviles y camiones tocadas sin necesidad; los amplificadores que hacen llegar la música al vecindario entero; los radios y televisores casi al tope del volumen, y muchos otros ejemplos más que podríamos enumerar?…

Es cierto que existen regulaciones y decretos que sancionan esas actividades ruidosas, pero no siempre se respetan ni se hacen cumplir.