Entre las plantas ornamentales encontramos una serie de ejemplares muy populares que se usan dentro de las viviendas: los helechos.

Esas plantas vivaces llevan más tiempo en la Tierra que el propio ser humano. Su procedencia varía según la especie a la que nos refiramos, por ejemplo, hay helechos originarios de regiones tropicales, de zonas ecuatoriales y también de áreas beneficiadas por el clima mediterráneo.

La brillante forma en la que se distribuyen sus hojas los ha convertido en plantas muy apreciadas en interiores, por ello muchos los eligen por su elegancia para colocarlos encima de una mesa, en un cuarto de baño o como original colgante de una terraza.

Además, disponen de un frondosidad tan atrayente que son ampliamente aplicados en la realización de arreglos florales.

Decorativos y resistentes

Los helechos se destacan por el absoluto verdor de todas sus hojas, pues no poseen flores ni semillas, por lo que su reproducción tiene lugar a través de esporas.

Ese sistema les permite reproducirse siempre y cuando se cuente con las condiciones idóneas. Las hojas de los helechos responden al nombre de frondes, y es precisamente en ellos donde se encuentra la clave de su reproducción.

En sus hojas se disponen de forma peculiar los cuerpos reproductores, llamados soros, ellos contienen los receptáculos de esporas que, una vez maduros, procederán a crear un nuevo helecho.

El crecimiento óptimo de este se produce en sustratos ligeros y porosos, por lo que el riego es fundamental para que esa planta tome sus nutrientes y crezca sin problemas. Eso sí, mucho cuidado al regarlas para no pasarnos con la humedad.