Es su voz, lo mismo a través de la radio que de la televisión, la que sirve de puente entre el medio y el público. Es la que le coloca los matices y énfasis precisos a la nota informativa, el comentario, la crónica, la entrevista o el reportaje.

El locutor nos acompaña, con voz e imagen, o solo con voz; entra a nuestras casas y casi llega a formar parte de las familias cubanas. ¿Quién puede olvidar la palabra y el talante de los ya fallecidos Manolo Ortega; Dinorah del Real; Eduardo Rosillo; Violeta Casal; Pastor Felipe, Gladys Goizueta y Franco Carbón?

Imposible dejar de escuchar, en el mundo sonoro que guarda nuestra memoria, la dicción de Teresita Segarra y Rafael Serrano; o nuestros Argelia Pera e Ibrahim Aput.

El locutor, ese amigo, celebró su día este 1ro de diciembre, feliz por el apego que por él siente el pueblo y consciente de su responsabilidad social.

Antecedentes de la fiesta

En octubre de 1935 fue creada en Camagüey la primera Asociación de Radio Locutores en Cuba y años después surgiría el Colegio Nacional de Locutores en La Habana.

En enero de 1947 tuvo lugar en Camagüey el primer Congreso Nacional de Locutores, en el cual se aprobarían importantes resoluciones entre las que se cuenta instaurar el Día del Locutor.

En México, con el auspicio de directivos de la locución de Cuba y el país azteca, se celebró el I Congreso Interamericano de Locutores, en julio de 1952.

Entonces quedó establecido el 27 de julio como Día del Locutor Hispanoamericano.

Dos años después, el 1ro de diciembre, tendría lugar en La Habana la segunda edición de la cita, que instituyó el Día del Locutor Cubano; una fecha para la celebración y el compromiso.