¿Cómo sofocar, mujer, de ese varón la violencia, si tú misma la persigues, la provocas y sustentas? Si  ya dejaste a ese hombre que te maltrata y te veja, ¿por qué sumisa, obediente, a sus abusos regresas? ¿Eres acaso una esclava o una sierva de la gleba obligada a soportar de su amo las ofensas?…

No digas que es por tus hijos, pues tus hijos se avergüenzan de una madre que consiente el golpe y no se rebela. no digas que te retiene tu situación financiera, porque trabajos no faltan para que tú te mantengas…

No es amor si él luego implora o con regalos te premia, ni esperes que alguna vez de su actitud se arrepienta.

Lo cierto es que él está enfermo y, al maltratarte, te enferma; su remedio son los golpes que tú dócilmente aceptas hasta que una sobredosis un día te deje muerta.