Alarmada, una vecina viene a tocar a mi puerta, y me advierte que en la calle anda una nueva dolencia que causa vómito y fiebre y dolores de cabeza y agotamiento y diarrea y otros síntomas terribles como si cólera fuera. Ella no sabe el origen, porque ella no es enfermera, ni qué germen la transmite, microbio, virus, bacteria; sólo advierte que la gente debe mantenerse alerta, pues la rara enfermedad puede volverse epidemia. Angustiada, la vecina rápidamente se aleja y anda por los consultorios recolectando recetas y vaciando las farmacias de inyectables y tabletas, porque debe prepararse como si fuera una guerra, pues guerras bacteriológicas ya ocurren en el planeta. Una recomendación: si esa vecina se acerca, ni mire por las hendijas ni vaya a abrirle la puerta.

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