Este catarro inclemente que cuando agarra no suelta, me mantiene en ida y vuelta de enfermo a convaleciente.

Cuando uno mejor se siente y en reponerse confía, una madrugada fría tras un día de calor lo vuelve a poner peor, sin trazas de mejoría…

Este catarro que llega sin pasaje de regreso, te desmorona hasta el hueso por lo mucho que se pega.

Donde la gente congrega su viral exhalación, aprovecha la ocasión para andar de boca en boca, y al que toca, lo disloca con su contaminación…

Este catarro enojoso que deja a uno apaleado, es tan fielmente apegado que lo llaman “Cariñoso”.

Con amor tan pernicioso los huesos se desbaratan, los pulmones se arrebatan y la garganta echa fuego. ¡Verdad que el amor es ciego, porque hay cariños que matan!…