Los días pasan veloces, el tiempo se va volando, y sin que nos demos cuenta van transcurriendo los años.

Mientras las horas transcurren, cada segundo hay un cambio en un renuevo constante que cambia los calendarios. Lo que antes era futuro, en un instante es pasado; va fluyendo la existencia en un brevísimo lapso.

Hace poco aún escribía cartas a los Reyes Magos con la infantil esperanza de que ocurriera un milagro. Entonces el mundo era como un tiovivo fantástico de sueños que se perdieron como aquellos reyes mágicos.

Hay que aprovechar el tiempo que el azar nos ha otorgado, sabiendo que la existencia es un precioso regalo, un tesoro invalorable que ha llegado a nuestras manos y solamente hay un modo de abrirlo y multiplicarlo, con el esfuerzo continuo que proporciona el trabajo.

 

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