Allá en el pueblo comentan que Yuviesky está en La Habana disfrutando de la vida, que pasea por La Rampa, come en buenos restaurantes, va con frecuencia a la playa, lo invitan a muchas fiestas, en todas partes lo aclaman, conoce a grandes figuras, lo acogen en Tropicana, es modelo de modistos y amigo de la farándula; un día de estos lo vemos en la novela cubana… Por lo menos eso cuenta cuando escribe alguna carta.

No imaginan que Yuviesky deambula de casa en casa de gente que lo conoce, o por piedad o por lástima, o por algún trabajito, o quién sabe por qué causa.

A veces le dan comida, a veces no come nada, en parques y en terminales suele dormir la mañana, pues aunque lo necesita, este tipo no trabaja, porque sólo dobla el lomo el día que da la espalda.