La extirpe del lugarteniente general Antonio Maceo y Grajales lo hizo consumar la más grande proeza militar del siglo XIX coordinada con anterioridad entre él y otro gigante de las armas: el Generalísimo Máximo Gómez.

La invasión de oriente a occidente, después de recorrer cientos de leguas estigmatizó la voluntad del mambisado cubano, que adoptó como única alternativa ante el colonialismo español de vencer o morir por la Patria si fuera necesario.

El 22 de enero de 1896 hicieron su entrada triunfal al poblado de Mantua las tropas lideradas por el Titán de Bronce, el que después de firmada el acta capitular, comenzó en marzo, lo que estudios e investigaciones de prestigiosos historiadores de Vueltabajo han demostrado: la invasión de Maceo a Pinar del Río.

Diez meses de asedio a las tropas españolas

El Lugarteniente General Antonio Maceo se mantuvo 10 meses en Pinar del Río después de concluida la invasión de oriente a occidente.

Durante su estancia libró más de una veintena de combates, lo cual demostró la superioridad de las huestes mambisas sobre el ejército español.

La invasión del Titán de Bronce a Pinar del Río, con una población en aquel entonces de más de 200 mil habitantes contribuyó al desmoronamiento del colonialismo que ya calculaba desde el último hombre hasta la economía de la región.

Las estrategias de Martínez Campo y Valeriano Weiler fueron destruidas por Maceo, cuyo genio inspira a las actuales generaciones de pinareños que ven en los destellos de su machete las luminarias para los combates de los tiempos de hoy.