Sus restos reposan en el Panteón de los Caídos por la Defensa, en el cementerio de Camagüey. Capitana del Ejército Libertador, Rosa Castellanos, o mejor, Rosa La Bayamesa, vio la luz en Bayamo un día no determinado del año 1834.

La muerte la sorprendió en Camagüey, el 25 de septiembre de 1907. Hija de esclavos, llevaba el apellido de  la familia a cuyo servicio estaban sus padres. Desde niña vivió los horrores de la esclavitud, el cepo y la tristeza del barracón, lo que la hizo más rebelde.

Rosa irrumpió en la historia por su desempeño como enfermera y creadora de hospitales en plena manigua durante las guerras de 1868 y 1895.

De nuevo a la carga

Con el estallido de La Demajagua, Rosa se estableció en una de las prefecturas de la Sierra Maestra, donde se dedicó a cuidar enfermos y heridos. Sus vastos conocimientos sobre plantas medicinales fueron de gran provecho en su labor.

Poco después, extendió su accionar por los campos camagüeyanos. Luego del combate de Ceja de Altagracia, en las lomas de Najasa, donde la bayamesa construyó un hospital para los mambises, la labor de Rosa como enfermera se multiplicó en los combates de La Sacra, Palo Seco, El Naranjo y otros, descollando también por su bravura, pues participó en no pocas cargas al machete contra las tropas españolas.

Tras 10 años de lucha sin claudicaciones, Rosa La Bayamesa se incorporó a la guerra organizada por Martí en 1895.

La furia de un huracán

Siempre acompañada de su esposo, soldado insurrecto desde la primera contienda, Rosa La Bayamesa descolló no sólo como eficaz enfermera, sino también por su bravura en la pelea directa contra el opresor español.

Se dice que su machete tenía la furia de un huracán y que era una experta en el manejo de las armas de fuego. Se cuenta que el propio General Gómez puso a su disposición 12 hombres para que la secundaran en el hospital de Santa Rosa, ubicado en la prefectura de Najasa, pero que ella solo aceptó a dos, para que el resto siguiera combatiendo.

A propuesta del Generalísimo y de Salvador Cisneros Betancourt, a Rosa “La Bayamesa” le fue otorgado el grado de Capitana de Sanidad del Ejército Libertador, no solo por su labor como enfermera de guerra, sino también por su arrojo en el combate.