Refiere la historia que el Héroe Nacional Cubano José Martí nunca estuvo en Camagüey, aún cuando se casó con una camagüeyana: Carmen Zayas-Bazán, sin embargo, si existen referencias de la estancia de su hijo: José Francisco, durante su infancia y adolescencia, por tierra agramontina, aún cuando nació en La Habana en 1878.

En nuestro Camagüey, el hijo de Martí vivió en la actual calle Luaces, número 104, amplia edificación adquirida por su abuelo materno y donde, en su planta baja, hoy está ubicada la escuela primaria Renato Guitart

Enrique Loynaz del Castillo, en su libro “Memorias de la Guerra” relata que, en paseo organizado por él a la Sierra de Cubitas, y ya con 14 años, José Francisco se suma al grupo y detalla: “era un muchacho impetuoso, dispuesto a la aventura revolucionaria, en el profundo lago bajo las cuevas se lanzó al agua antes que pudiera evitarlo y no me quedó más remedio que tirarme en su busca”

El hijo de José Martí, durante su estancia en Camagüey pidió ingresar al Instituto de Segunda Enseñanza para cursar estudios de bachiller, en las Escuelas Pías de la ciudad, muy cerca del parque que hoy todos los agramontinos reconocemos como el Parque Martí. En el archivo provincial se conservan magníficas notas en diferentes asignaturas y su incursión como torpedero en un equipo de beisbol, en el terreno que hoy ocupa La Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz.

El Doctor Eusebio Leal Spengler, reconocido historiador cubano, a partir de sus constantes estudios de nuestros héroes precisa que José Francisco, el hijo de José Martí, se sumó a la lucha independentista en la expedición de Carlos Roloff, luego de la muerte de su padre, para dar continuidad a su obra y honrar su nombre, integrándose al Ejército Libertador, en marzo de 1897.

José Francisco alcanzó los grados de Capitán en 1902 y en el combate de Las Tunas, junto a los tenientes Juan Miguel Portuondo y Francisco Sedano se convierten en artillero y sus certeros tiros dan un duro golpe a las tropas españolas, episodio del cual cuentan, le quedó al joven un padecimiento crónico en sus tímpanos.

El Doctor Leal precisa que en carta escrita por el hijo de Martí a Gonzalo de Quesada, tras conocer la muerte de su padre, en la que expresa: “Soy hijo y todo lo suyo me es sagrado” se aprecia una identificación plena y verdadero amor del joven con su padre, pues aunque fue una familia muy poco reunida, Martí siempre adoró al pequeño y mantuvo permanente contacto con él.

En carta a su padre, fechada en Puerto Príncipe en 1886, José Francisco le escribe a Martí: “Papá, yo te quiero mucho. Cualquier cosa que tu me mandes me gustará mucho. Mama sabe que nunca pasa un día sin acordarme de ti. Dicen que soy tu retrato y estoy contento. Muchos besos de tu hijo Pepe”.

A inicios de abril de 1995 Martí le escribe a su hijo una cara de despedida, cargada de ternura y dolor por partir a Cuba, en la que le menciona la leontina que le deja como recuerdo suyo.

El 24 de Febrero de 1912 José Francisco retorno a Camagüey para participar en la ceremonia en la que se develó la estatua de El Mayor en el parque que hoy lleva su nombre, en el centro fundacional de la ciudad, ocasión en que, con su presencia, refiere Leal, además de mostrar el respeto y admiración que sentía por Ignacio Agramonte rindió tributos también a su padre y a los que como él lucharon por la patria.

Durante la etapa republicana, el hijo de José Martí ocupó cargos militares, pero siempre bajo los principios de fidelidad y sentido del deber a Cuba, alcanzó los grados de Comandante en 1907, Teniente coronel en 1909 y ese mismo año los de Coronel, se vinculó a la Artillería de Costa y al Estado Mayor del Ejército y fue nombrado Secretario de Guerra y Marina en julio de 1917

A los 67 años de edad, el 22 de Octubre de 1945, ya retirado de la vida pública fallece José Francisco Martí Zayas-Bazán con el grado de Mayor General. Su cadáver fue tendido en el Salón de los Pasos de la Fortaleza de la Cabaña, en La Habana, donde se hicieron disparos en tributo de quien fue jefe del Ejército Constitucional.