La Habana de 1869 fue la cuna de Laura Martínez de Carvajal y del Camino, una niña que con el tiempo llegó a ser una destacada figura de las ciencias en Cuba.

Fue muy adelantada para su época, pues con solo 4 años aprendió a leer y escribir correctamente, en la escuela de la maestra Manuela de la Concha Duval, una de las más prestigiosas del momento en la capital.

A los 10 años, Laura Martínez de Carvajal inició el bachillerato, en el que logró una cadena de notas sobresalientes, y luego hizo las carreras de Física y Matemática, que acabó en 1888, y la de Medicina y Cirugía, poco antes de cumplir 20 años, para convertirse en la primera cubana graduada de esa especialidad en la Universidad Nacional.

Vida dedicada a la medicina

Por los prejuicios sociales que existieron en Cuba durante el Siglo XIX, la dirección de la Universidad no permitía a la alumna Laura Martínez de Carvajal y del Camino practicar la disección de los cadáveres junto a sus condiscípulos, todos varones, en el anfiteatro del hospital San Felipe y Santiago, ubicado en los altos de la cárcel de La Habana.

Esa regla, que hoy parece arbitraria, la obligaba a ir, cada domingo y días festivos, a realizar la labor práctica en solitario y que debía hacerse entre cuatro personas.

Su persistencia chocó de frente con los perjuicios de la época, que permitían a  las autoridades universitarias mantener esa oposición, para tratar de que la joven dejara los estudios de medicina y así, atajar sus avances.

Con eso, buscaban que otro alumno menos aventajado, del sexo masculino, ocupara el lugar de la joven habanera, al frente del colectivo estudiantil.

Triunfó la ciencia y el amor

Luego de grandes avatares, Laura Martínez de Carvajal acabó estudios de medicina en 1889, en el hospital Nuestra Señora de las Mercedes, ubicado donde hoy está la heladería Copelia.

Cuando estudiaba, conoció al joven médico Enrique López Veitía, con quien se casó a la semana de terminar sus estudios, en la iglesia de Monserrate, frente a la actual Casa de la Música de Galiano.

En noviembre del año siguiente, Manuel Calvo de la Puerta, del periódico La Discusión, dijo de Laura Martínez: «Es una mujer superior en el sentido más estricto de la palabra».

Fue una admirable dama, la primera que se decidió a matricularse como estudiante de medicina en nuestra Universidad.

Allí Laura Martínez de Carvajal concluyó su carrera hasta el Doctorado inclusive.