La complejidad de las fuerzas que operan dentro de un cuerpo que está envejeciendo se torna aún más obvia cuando se nos hace una pregunta de aparente sencillez ¿qué edad tienes? Es por ello que el entrenador deportivo Armando Yera Godoy, quien siempre nos aconseja cómo realizar correctamente ejercicios con pesas, nos propone acercarnos hoy a ese tema, en el que todos estamos implicados.

Nos explica que, antes de responder a la pregunta anterior, se debe tener en cuenta que existen TRES maneras diferentes y separadas de medir la edad de una persona.

La primera, apunta Yera Godoy, es la edad Cronológica, que es la que se tiene según el calendario; la segunda es la Biológica que, de acuerdo con los signos vitales críticos y los procesos celulares, es la que tiene nuestro cuerpo, y la tercera es la edad Psicológica, que es la que se tiene según nos sintamos.

El tiempo no afecta al cuerpo de modo uniforme

Solo la edad Cronológica es fija, pero es esa la menos confiable de las tres maneras con las que podemos calcular nuestra edad, afirma el entrenador deportivo Armando Yera Godoy.

Una persona de unos 50 años puede estar casi tan sana como cuando tenía 25 o incluso mejor; otra de igual edad, en cambio, puede tener ya un cuerpo de 60 o 70 años.

Para saber realmente qué edad tenemos se pone en juego la segunda medida, la Biológica, pues es la que nos dice cómo el tiempo ha afectado nuestros órganos y tejidos, comparándolos con otras personas de la misma edad Cronológica.

Sin embargo, apunta Yera Godoy, el tiempo no afecta al cuerpo de modo uniforme. Prácticamente cada célula, tejido y órgano envejece a su propio ritmo, lo cual torna a la edad Biológica mucho más compleja que la Cronológica.

Con los años te vuelves único

Una persona madura que realice ejercicios con resistencia progresiva tres veces por semana y en días alternos, que haga actividad aeróbica por una hora, entrenamiento de flexibilidad y tenga una alimentación sana, puede tener sus músculos, corazón y pulmones como los de alguien dos veces más joven.

Armando Yera Godoy precisa que eso puede ser así aunque su vista y oído estén declinando. Y es que con los años te vuelves único, enfatiza el entrenador. A los 20 años, cuando llegan a su punto máximo el desarrollo muscular, los reflejos, el impulso sexual y otras funciones primarias, la mayoría somos parecidos a los ojos de la Fisiología. En la juventud, el corazón, cerebro, riñones y pulmones exhiben siempre un color y una firmeza saludables, pero a los 70 años no hay dos cuerpos parecidos.