Más de 26 países sufren de escasez de agua.

En los últimos años la temática del agua ha tomado gran vigencia. No pocos científicos llaman la atención sobre la necesidad de optimizar su abasto y crear una cultura del ahorro, tanto en la esfera industrial como en el entorno familiar.

En nuestro país, desde el triunfo de la Revolución se desarrollan programas para lograr un uso adecuado y racional del agua, mediante la utilización eficiente de sus instalaciones hidráulicas y una conciencia de ahorro en la población, teniendo en cuanta la baja disponibilidad de ese recurso.

Además se realizan proyectos dirigidos a enfrentar los problemas de las sequias e inundaciones, así como elevar la calidad del vital líquido.

Son varias las acciones que se han desarrollado en todos estos años, pero aun así siguen siendo insuficientes para lograr los objetivos de la política nacional del agua.

Tan valioso como el oro

Todos somos usuarios del agua, por lo que es un asunto transversal que nos compete. En Cuba el mayor consumo está en sectores como la agricultura, que demanda el 60 por ciento; acueducto y alcantarillado, y otras esferas productivas que garantizan alimentos, bebidas, lácteos, así como educación y salud.

Todos esos actores deben conocer que aplicando medidas de uso racional del recurso estamos en la esencia de la solución del problema, por lo que la prevención y evaluación deben ser las variables a seguir.

Específicamente esa última es de gran importancia porque permite tener una percepción del riesgo.

Para ello es necesario fortalecer la capacidad de medición de las redes de monitoreo, tener mayor integración entre las diversas instituciones y establecer indicadores directivos que permitan el control del agua.

Fuente de satisfacción

Cada día se hace imprescindible el logro de una transformación efectiva en las conductas individuales y colectivas encaminadas al ahorro del agua, como una forma de garantizar las sustentabilidad de la vida en el planeta.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, en la actualidad, más de 26 países sufren de escasez de agua. La previsión es que en 2025 sean 41 los que presenten un déficit crónico del vital líquido, afectando a 2800 millones de personas.

Todas las señales indican que la crisis está empeorando y que continuará, a no ser que se emprenda una acción correctiva en la gestión y uso racional de los recursos hídricos.