La Habana, Cuba.- Los días 4 y 5 de noviembre del 2005 marcaron la historia de nuestro continente con el rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), expresado en la declaración final de la Cuarta Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina.

Los entonces presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; Argentina, Néstor Kirchner y Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva, dieron un no rotundo al acuerdo impulsado por Estados Unidos.

La propuesta pretendía asegurar la libre circulación de mercancías en 34 naciones de la región, excepto Cuba, y limitar la capacidad de acción de los Gobiernos, dejando todo el poder a merced de los inversores foráneos.

Unido al rechazo de los países antiimperialistas, pueblos de todo el continente tomaron las calles para manifestarse contra el ALCA, y en el estadio de la ciudad argentina de Mar del Plata, ante miles de personas, Hugo Chávez dio un histórico discurso donde resonó ALCA al carajo.

Nuevo amanecer en América Latina

Con el rechazo al acuerdo del Área de Libre Comercio para las Américas, una América Latina que se renovaba con algunos gobiernos progresistas y de amplio respaldo popular demostró la firme voluntad de sacudirse el lastre del neoliberalismo y consolidar la unidad a través de un abarcador concepto de integración.

Los grandes artífices de ese empeño fueron los líderes Hugo Chávez y Fidel Castro, quienes bajo la égida de Bolívar y Martí, y como contrapartida del ALCA crearon la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA.

Esa gran plataforma fue concebida para la lucha contra la pobreza y la exclusión, y está basada en mecanismos de complementación política, social y económica en armonía con la Madre Tierra.

El ALBA fue la génesis de otros bloques y proyectos integracionistas como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños; Petrocaribe, en el ámbito energético; y la cadena multinacional Telesur, el área cultural.

Plan contra plan

El ALBA despejó la oscura amenaza neoliberal del ALCA, y en sus 11 años de existencia, además de reivindicaciones económicas y políticas, sobresalen los millones de beneficiados por la Operación Milagro y otros programas de salud, y aquellos que se liberaron del analfabetismo con el método cubano Yo sí puedo.

Frente a las más recientes arremetidas de la derecha en el continente, el ALBA supone escudo y espada de los países que la integran. Vale recordar como la Alianza desaprobó rotundamente el golpe de Estado en Honduras, y exigió luego el retiro del gobierno de facto que usurpó el poder a Manuel Zelaya.

Alertó José Martí que a un plan obedece nuestro enemigo: de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos; por eso obedecemos nosotros a otro plan (…) hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan.