La ciudad estadounidense de Nueva York vio morir en 1894 al escritor y novelista  cubano Cirilo Villaverde de la Paz.

Inolvidable por su Cecilia Valdés o La loma del Ángel, este destacado literato inició sus andares por las artes en la Academia San Alejandro, donde estudió dibujo; pero su incursión en la filosofía, en el seminario de San Carlos motivó la inclinación final hacia la literatura.

Aunque en 1834 recibió el título de Bachiller en Leyes y luego se graduó en abogacía, Cirilo Villaverde tuvo un paso breve por algunos bufetes de la villa de San Cristóbal de La Habana.

Muy pronto abandonó esa actividad para laborar como maestro en varios colegios y dedicarse a la literatura.

Padre de la novela cubana

Cirilo Villaverde es considerado como uno de los narradores más prolíferos de la literatura cubana del siglo XIX. Su obra, se encuadra dentro del romanticismo y está contagiada por sus exuberancias, no obstante manifiesta un contexto social y humano que trasciende su época, lo que lo convierte en el  precursor de la producción novelesca en Cuba.

SI hoy forma parte de los clásicos de la literatura hispanoamericana, lo debe a su novela Cecilia Valdés o La loma del Ángel, pieza de ficción que inmortalizó su nombre.

La obra se presentó primero en forma de breve relato, y luego, robustecida en una narración de algo más de 600 páginas.

Cecilia Valdés o La loma del Ángel es un alegato antiesclavista, que logra describir el ambiente colonial cubano, las injusticias sociales y especialmente la ignominia de la esclavitud de la época.

Patriota de pura cepa

Por su participación en la conspiración de Trinidad y Cienfuegos, Cirilo Villaverde fue apresado y condenado a presidio en 1848. Al año siguiente pudo escapar de la cárcel y marchar al exilio a los Estados Unidos, donde trabajó como secretario de Narciso López.

Muchos afirman que junto a éste contribuyó a la realización de la bandera de la estrella solitaria, diseñada por Miguel de Teurbe Tolón.

En Nueva York fue director del periódico separatista La Verdad, y en Nueva Orleans publicó  el rotativo El Independiente.

Al amparo de una amnistía concedida por el gobierno español viajó a La Habana en 1858, donde colaboró durante un tiempo con periódicos de la época.

Aunque vivió muchos años en el extranjero y realizó breves viajes a Cuba, Cirilo Villaverde  ejerce fuerte influencia en la cultura cubana de todos los tiempos.