Cada día millones de SMS se envían en el mundo. En la escuela, el parque, la guagua, por todos los lugares escuchamos sonidos de timbres y melodías de forma constante y percibimos muchas personas enganchadas a su fiel móvil para estar continuamente comunicado.

Resulta increíble la gran evolución que con el paso de los años ha cobrado los celulares y aunque cada día se vuelven más diminutos, nuestra dependencia hacia ellos es más grande.

Sin dudas, la idea de tener un aparato disponible en todo momento para hacer cualquier tipo de llamada en caso de emergencia es perfecta, pero, como todo, cuando las cosas llegan a su límite, eso nos indica que ya se está creando un problema.

Lo que para algunos se ha convertido en una necesidad, para muchos en Cuba y otras partes del orbe se ha transformado en una adicción.

Móvil-dependientes, creciente situación de hoy

De la misma forma que se produce en otro tipo de adicciones, el uso del móvil se convierte en dependencia cuando pasa a ser una conducta repetitiva y produce placer.

Móvil-dependientes o telefonitis son algunas de las denominaciones que identifica ese impulso incontrolable de usar una y otra vez, durante el día o la noche, el teléfono celular.

Según los expertos, la adicción al móvil la sufren una de cada mil personas que utilizan el artefacto, y afecta principalmente a jóvenes y adolescentes.

No se trata de un problema de tomar una sustancia como pueden ser las drogas, sino de la conducta irreprimible, incontrolable y exagerada que hace que dejemos otras actividades como la lectura, la conversación frente a frente con nuestra familia, amigos o vecinos.

Ser más personas y menos maquinistas

Frente a las personas que utilizan de una forma adecuada el móvil, en aquellos con adicción podemos apreciar cómo de manera continua vigilan el aparato esperando siempre cualquier señal que venga de su maquinaria, cada muy poco tiempo, de forma compulsiva e incontrolada, consultando el móvil, aunque haga otra cosa.

Aun cuando parezca extremo, muchos individuos padecen ansiedad, nervios, problemas físicos y psicológicos, que pueden emerger por olvidar el celular en casa, quedarse sin batería, o que el saldo quede en cero.

Por ello, un consejo: recuerde que un móvil es una herramienta útil, pero no algo de lo que dependamos y controle nuestras vidas.

Hay que resistir, hablar y comunicarse cara a cara, jugar, leer, pasar un buen rato al aire libre, en fin, ser más personas y menos maquinistas.