Nuestra historia de luchas recoge que el 21 de septiembre se cumplen 65 años del comienzo del juicio a los miembros de la Generación del Centenario, por el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Este hecho fue la viril respuesta al golpe de Estado perpetrado por Fulgencio Batista y sus acólitos, el 10 de marzo de 1952.

Por esos días, el joven abogado Fidel Castro circuló el pliego titulado «¡Revolución no, Zarpazo!», para ripostar la afrenta y desafiar la represión del tirano, que se adueñó del poder.

Ante al golpe de Estado, los universitarios izaron la bandera cubana a media asta en señal de duelo, junto a la imagen del Alma Mater en lo alto de la escalinata.

Acusados convertidos en acusadores

Cuando habían pasado 58 días del asalto al Moncada, ocurrido al amanecer del 26 de julio del año 53, comenzó el juicio a los valerosos jóvenes, que estuvieron dispuestos a morir junto a los restos sagrados de José Martí.

Las sesiones fueron en un pequeño local de las enfermeras del hospital santiaguero Saturnino Lora, al que llevaron a los encartados en la Causa 37.

Al frente iba Fidel Castro, el principal acusado, quien llegó esposado a la sala, igual que sus compañeros.

Durante dos horas y media, el joven abogado pronunció su alegato, en el que señaló las causas por las que luchaban. El acusado se convirtió en el acusador que denunció al régimen dictatorial que asolaba a Cuba desde el 10 de marzo de 1952.

Juicio entre ametralladoras y bayonetas

En el juicio por el asalto al cuartel Moncada, Fidel Castro dijo que «más de 100 acusados estaban entre un centenar de ametralladoras y bayonetas que invadían escandalosamente la sala de justicia”.

Por entonces se desató una gran represión contra quienes combatían a la tiranía de Batista, entre ellos, la maestra Aida Pelayo, que fue sacada de su casa de La Habana y estuvo 3 meses presa.

Al concluir el juicio por los sucesos del 26 de julio del año 53, los acusados fueron llevados al Presidio Modelo, en Isla de Pinos.

La presión popular logró la amnistía y los revolucionarios fueron excarcelados en mayo del año 55.

Luego salieron al exilio y tras el desembarco del Granma iniciaron un nuevo modo de lucha en la Sierra Maestra.