De esa ralea están llenos los círculos de traidores.

Lo advirtió un día Martí y hoy todavía los hombres son máquinas de comer, sarta de preocupaciones, que piensan con el estómago movidos por ambiciones de sórdidos egoísmos y personales pasiones.

Los propósitos más bellos y los proyectores mayores se malogran sin remedio y frustran sus intenciones cuando tipos codiciosos sus afanes anteponen y sus torvos intereses colocan en primer orden.

De esa ralea están llenos los círculos de traidores, de esa mugre se abastecen los lodazales del orbe; gente floja y sin control de sus bajos descontroles; gente ruin y sin vergüenza, oportunistas ladrones.

Pretenden las jefaturas con colmillos de leones, y si son jefes maltratan ciegamente a pisotones. Arañan como los gatos y roen como ratones.