Omayda durante una cobertura en el Palacio de las Convenciones

Siempre que la muerte nos arrebata un ser querido cuya ausencia lastima como una insólita bofetada, esperamos que la naturaleza, el entorno, o la misma vida amenazada proporcionen una señal que de alguna manera consuele o explique nuestro desconcierto.

Pero aunque la pérdida que sufrimos altera el suelo que pisamos y la atmósfera que nos envuelve, al mismo tiempo parece que todo alrededor permanece indiferente a nuestra pena, impasible y ajeno al íntimo dolor que nos trastorna.

Sin embargo, ante el fallecimiento de nuestra directora y colega, de nuestra compañera y amiga Omayda Alonso Diezcabezas de Armada, los mensajes de condolencia y acompañamiento siguen llegándonos de oyentes y conocidos, de vecinos y lejanos que sienten y perciben que en la familia de Radio Reloj hemos perdido a una hermana queridísima e irremplazable, insustituible e inolvidable.

Dolor de familia

Aniversario 69 de Radio Reloj

Las personas con que profesiones y azar nos hacen coincidir se vuelven más o menos necesarios según su talento, habilidades y trato personal.

Omayda Alonso demostró, en más de 30 años de entrega a la familia radiorrelojense, talento para agrupar con acierto bajo su conducción al heterogéneo colectivo laboral que dirigía, habilidad para exigir con energía y a la vez atender comprensiva y generosa las quejas y solicitudes de sus subordinados, capacidad para hacerse obedecer con un trato que incluía la palabra «cariño».

Aún resonará entre las paredes de Radio Reloj la vitalidad de su risa, el eco de una voz que rebasaba pasillos y oficinas, el firme taconeo de su pisada.

¿Cómo olvidar a una compañera a la que cientos de amigos y colegas despidieron pesarosos una tarde reciente, a una hermana a quien agradecemos que entregara su vida en el trabajo?