La Habana, Cuba.- Mucha vocación, sensibilidad por la salud del prójimo, entrega al estudio, alto nivel de sacrificio,  consagración y disposición de actuar en la Patria y en cualquier país necesitado, son las virtudes que distinguen al Destacamento cubano Carlos J. Finlay, que este 12 de marzo arribó a 35 años de constituido.

Aquel día de 1982, en la ceremonia fundacional, en el capitalino Teatro Karl Marx, el Comandante en Jefe Fidel Castro afirmó: «… Y de este acto de hoy nos marcharemos con la convicción de que nuestra Patria se convertirá en una verdadera potencia médica al servicio de nuestro pueblo y al servicio de la humanidad».

Sus preclaras palabras se materializaron en un contingente de altruistas jóvenes que una vez graduados han cumplido y cumplen la gran tarea salubrista que encumbra a la medicina cubana.

Cadetes de la medicina

Con batas sanitarias blancas, sayas y pantalones azul oscuro y zapatos negros se visten los miembros del Destacamento Carlos J. Finlay.

Los jóvenes que en 1982 integraron el primer grupo enarbolaron el juramento de asumir dignamente las funciones para las que se formaban y ser ejemplos de médicos revolucionarios.

Ese compromiso lo han seguido hasta hoy las pléyades de salubristas que han emergido de esa maravillosa agrupación estudiantil.

En la constitución del Destacamento Carlos J. Finlay,  Fidel exhortó a sus miembros a convertirse en cadetes de la medicina, por el rigor en la formación científica y profesional.

El contingente ha sido la materialización de la estrategia trazada por la alta dirección del país para convertir a Cuba en modelo de una medicina con excepcional fortaleza y verdaderamente humanista.